Hoy consideramos como bebidas tradicionales de la Isla el vino, el ron y los licores. Dentro de este grupo de productos, hay una considerable variedad.

EL VINO

ORIGEN

La Conquista de las Islas en el siglo XV, y la posterior Colonización, motivó el asentamiento de muchos colonos, peninsulares y europeos de varias nacionalidades, en el Archipiélago.

Con ellos se introducen muchos productos, entre los cuales, estaba el vino, y es que la vid era desconocida en la Isla hasta el momento.

La disparidad y diversidad de orígenes de esos nuevos pobladores, supondrá una variedad también de los productos, es decir, de las clases de uvas. De hecho, en la actualidad se pueden contabilizar cerca de cien variedades, veintisiete de las cuales están autorizadas para llevar denominación de origen.

Gran Canaria fue una de las islas en las que más viñas se plantó con la intención de producir vino, tanto para la exportación como para el autoconsumo. Y el lugar donde se ubicaban la mayoría de los cultivos y bodegas del momento, era el Monte Lentiscal.

En la segunda mitad del siglo XX, la viña casi se da por desaparecida dado el abandono, y es que tradicionalmente, la producción de vino no estaba muy asentada en la Isla, era más una actividad seudo residual que practicaban una serie de familias acaudaladas; por lo que la desaparición siguió un camino sin retorno.

En la década de los ochenta, se ha retomado esa actividad, pero también se han promocionado los vinos locales.

En la actualidad, algunos de estos vinos están avalados por una denominación de origen: «Monte Lentiscal» y «Gran Canaria».

VINO TINTO

El vino tinto tiene la mayoría de sus cultivos y bodegas en el Monte Lentiscal. Son cultivos que tradicionalmente están a ras del suelo, aunque se han ido sustituyendo por el sistema de espaldera, que permite «ordeñar» el viñedo en calles, y levanta más la planta, facilitando así la labor agrícola.

Su característico color tinto se lo proporciona la piel del fruto (los hollejos), durante el tiempo que permanece en maceración.

En esta comarca la uva tinta más abundante es la Listán negra, y en los últimos años se ha introducido también la Negramoll.

También se elabora vino tinto en San Mateo, Telde, Valsequillo y Teror; donde las uvas predominantes son el Listán negro, la Negramoll y la tintilla.

VINO BLANCO

El vino blanco se localiza en la cumbre y sur de la Isla, estas zonas destacan por su mayor dedicación a este producto, aunque eso no quiere decir, que en el Monte Lentiscal no se produzca, pero sí que lo hace en cantidades más pequeñas.

Las bodegas que más se dedican a este tipo de vino están localizadas en los pueblos de Fataga, Sardina del Sur y en el pago de las Cuevas Caídas, en Tejeda.

A diferencia de los tintos, el blanco se hace extrayendo el zumo a la uva, pero sin someterlo a un contacto prolongado con la piel. Durante la fermentación es clave el control de la temperatura para evitar que supere los dieciocho grados.

Así se obtienen unos vinos afrutados, que conservan sus aromas. En climas cálidos como los de esa zona, la introducción de equipos de frío en la bodegas sirve para mejorar la calidad de los caldos.

Si además se detiene, por este método de fermentación, antes de que los azúcares se conviertan en alcohol, el resultado es un vino semiseco o semidulce, dependiendo de la cantidad de gramos de azúcar por litro.

Las variedades de uvas más utilizadas para su elaboración son: la Pedro Ximénez, Listán Blanco, Moscatel y Malvasía, aunque también se suelen mezclar dos o tres tipos de uvas.

VINO DULCE

El vino dulce o de licor es un producto muy popular entre los isleños que siempre se han caracterizado por ser muy golosos.

En Gran Canaria, las bodegas con tradición en este tipo de caldos se encuentra también en el Monte Lentiscal, aunque suele ser una producción pequeña.

La elaboración del vino dulce y de licor, se hace añadiendo cierta cantidad de alcohol al mosto antes de que finalice la fermentación; se utiliza la uva moscatel.

El vino dulce natural no lleva alcohol, sino que la fermentación se detiene mediante la temperatura.

RON

Con la Conquista llegó a Canarias la caña de azúcar, la cual serviría para la elaboración de ciertas bebidas como el ron y algunos licores. Y aunque ya han desaparecido estos cultivos, los canarios siguen bebiendo derivaciones de este producto.

El ron, en Gran Canaria, es el fruto de una industria surgida tras el asentamiento, en la Isla, de la caña de azúcar. La llegada de este producto, procedente del continente americano, revolucionó no sólo la economía, también el paisaje y algunas de las costumbres del isleño.

El ron no es más que un licor alcohólico, que se caracteriza por su fuerte olor y sabor, cosa que no todo el mundo sabe apreciar, y que se obtiene por destilación de una mezcla fermentada de melazas y de zumo de caña de azúcar.

Su característico color es fruto de añadir otro tipo de ingredientes como el caramelo, que además le da el toque de sabor al producto.

El ron era y es una de las bebidas que, en mayor proporción, se consume en la Isla. Cierto es que tradicionalmente el consumo del ron estaba asociado a las zonas rurales, pero eso con el tiempo ha cambiado.

Mientras en la zonas costeras de la Isla lo común era beber ron, en las medías altas, lo normal es que se consumiera coñac. Existía una especie de diferenciación entre unos consumidores y otros, porque el coñac estaba más relacionado con la gente que se dedicaba a la agricultura y al paastoreo.

Esta diferenciación actualmente no es tan clara, de hecho el ron ha ido ganando terreno hasta ser considerado «la bebida» con la que festejar o con la que saborear un buen enyesque, en cualquier zona de la Isla.

RON MIEL

El ron miel es una bebida muy típica de la Isla, que tradicionalmente era de elaboración casera. En su composición lleva algo más de una cuarta parte de miel de abeja, ron, un poco de canela en rama y cáscaras de limón.

Todo esto se mezcla bien y se deja macerar durante algunos días antes de consumirlo.

MEJUNJE

Es considerado como un producto típico de Tirajana, y suele definirse como una bebida hecha con ron.

Se trata de una bebida popular, que se hacía originariamente en las casas del lugar. Inicialmente, se elaboraba para el autoconsumo, pero con el tiempo pasó a comercializarse en los bares, y de hecho en la actualidad se vende embotellado.

INGREDIENTES

1litro de ron de 40º
200 gr. de miel de abejas
100gr. de azucar
2 limones pintones medianos (frescos)
1/2 vaso de agua

PREPARACIÓN

Se deposita la miel en un calentador con el azúcar y se remueve despacio. Antes de que rompa el hervor, se retira, se le añade el ron y el agua, y se mezcla. Se lavan y se pelan los limones, procurando quitar solo la cáscara exterior (se elimina la parte blanca, porqué es amarga) y se le añade a la composición. Se extrae el zumo de los limones pelados y se agrega a la mezcla; se remueve y se tapa.

Al día siguiente se retiran las cáscaras y se embotella. Puede tomarse a partir de los 10 días.

Don Vicente Sánchez Araña en su libro «Cocina Canaria» afirma que las composiciones del mejunje dadas en algunos recetarios con hierbas aromáticas (hierba luisa, caña limón, canela en rama), y unos granos de café, no corresponden al clásico mejunje, sino a otros añadidos introducidos en la isla por emigrantes canarios venidos de Cuba. A estos preparados con las hierbas aromáticas se les da el nombre de «Yerbilla», y no «Mejunje». Esta receta fue recuperada de los archivos en 1965. Este licor se le ofrecía a finales del siglo XIX a los obispos durante sus visitas pastorales a Tirajana. Se comercializó en 1975.

LICOR DE GUINDILLAS

En las Islas Canarias se han confeccionado licores con cualquier fruta, de leche, de café, de huevos y de hierbas aromáticas. Esta costumbre ha sido relegada, perdurando hasta no hace algunas décadas la confección casera de las exquisitas mistelas.

INGREDIENTES

1 botella de ron de 40º
3/4 kg. de guindas maduras
1/2 kg. de azucar
1 vaso de agua
1/2 caña de canela

PREPARACIÓN

Se lavan y se le quitan los rabos a las guindas, y se depositan en un garrafón. Se disuelve el azúcar en agua templada, se le añade la canela y se vierte en el garrafón anterior. Se deja macerar 1 año.

Cualquier otro aditamenteo que aparece en algunos recetarios, desvirtua el auténtico sabor de la guinda

DATOS HISTÓRICOS DE LOS LICORES

La implantación de la guindilla en Tunte se debe al sacerdote catalán don José Sidesa, que a finales del siglo pasado estuvo allí de párroco. La popularidad de este licor se debe al ilustre patricio de aquella villa don Antonio Yánez Melián. En la actualidad las guindillas que se comercializan se le añaden clavos y pimienta negra que desvirtúan su sabor original.