Es una pieza que no tiene mangas y que se ciñe al cuerpo pero que no sobrepasa la cintura. También se le llamaba monillo o cotilla.

El justillo usado en Canarias no difiere mucho de los que se utilizan en otros países.

Será una pieza que podían llevar todas las mujeres, independientemente de su estrato social.

La función de esta pieza es la misma que la del corsé: ajustar el cuerpo. La estética y uso estarán influenciados tanto por el material, como el color del que está hecho, y eso es lo que condicionará a las portadoras.

Los justillos tienen asillas y la abertura del mismo viene condicionada por lo justo y el apretado de los cordones, que los ciñe al cuerpo, con un serpenteado; y con ojetes a ambos lados de la parte delantera.

A la hora de confeccionarlos, los tejidos predominantes son la seda, lienzo y lana, aunque los últimos, los encontramos con menor cantidad. También los hay de brocado y de telas muy ricas pero esos son los que menos abundan.

En cuanto a los colores, hay cierta variedad, pero el tono preferido es el encarnado.

Esta pieza solía ribetearse con una fina cinta de la misma calidad que la del tejido y color de la pieza, u otro que contrastara.

Lana tejida en telar manual, de listas y de diversos colores
Damasco de diversos colores
Seda de diversos colores
Dibujo de Alfred Diston 81829) Mujer Herreña (Gentileza del Museo de Antropología de Tenerife)