
Este oficio fue practicado exclusivamente por mujeres del contexto rural, en muchas ocasiones vinculadas al pastoreo de ovejas. La transmisión de los conocimientos se producía por vía materna, las madre y/o abuelas enseñaban a la generación siguiente. La dedicación a esta actividad es parcial y regular, se practica durante toda la vida, pero durante los ratos que quedaban libres entre el resto de actividades. Estamos hablando de un oficio individual, pero era frecuente que varias mujeres se reunieran para hilar.

Es una actividad intrínsecamente asociada a la actividad económica del pastoreo dado el suministro directo de la lana de oveja, y de hecho, muchas de las hilanderas pertenecen a familias de pastores.
En las Islas Canarias, actualmente, el número de hilanderas en activo es muy escaso. Sus edades están entre los 66 y los 84 años.
La producción se cebtra en la ropa de abrigo y relacionada con la vestimenta tradicional, polainas, chalecos, bolsos de colgar, arforjas.
A partir de los años ochenta del siglo XX se fomentan las ferias de artesanía, allí las hilanderas hacen demostraciones de su oficio y venden directamente.
TALLER
El hilado se considera una actividad doméstica porque el taller en sí no existe, ya que se puede hilar en cualquier rincón de la casa: de pie, sentada, e incluso como ilustran algunos grabados de la primera mitad del siglo XIX, realizados por el dibujante J.J. Williams, se puede hilar mientras se caminaba o se va a lomos de un burro o caballo.
HERRAMIENTAS
MATERIAS PRIMAS
PROCESO DE TRABAJO
Para el desarrollo de este oficio se realizan una serie de acciones que siguen el siguiente esquema en su proceso de producción. La técnica del trabajo es sencilla, lo importante es la práctica.
- Obtención de la materia prima.
- Lavado de la lana, para desprender la grasa natural y suciedad que ha ido acumulando el animal.
- Secado. Una vez seca, se varea, se desmenuzan los mechones y se esponjan con las manos.
- Teñido, si este fuera el caso.
- Abrir los copos de lana.
- Cardado: que se ejecuta con unas palas cubiertas de púas llamadas cardas. Se coloca una cantidad apropiada de lana en medio de las dos cardas. Se aprietan al mismo tiempo que se tira de los mangos, en sentido opuesto uno del otro. Repitiendo varias veces la operación, la lana se peina con esta operación facilitando el hilado.
- Hilado con el huso y la rueca tradicional de caña, para formar el hilo.
- Devanado de los husos de lana.
- Enmadejado.
TIPOLOGÍA
El producto final suele materializarse en madejas de lana de diferentes grosores y colores que en ocasiones las mismas hilanderas calcetaban a dos agujas, o vendían las madejas del hilo tejido, a las tejedoras, para ser tejidos en los telares tradicionales.
En Gran Canaria se clasifican las lanas por colores (marrón, blanca y negra que mezclada daba un tono gris).
La lana de los animales más jóvenes, dentro de su primer año de edad, es fina y suave. Esta lana se denomina añina.
Las formas usuales de venta del producto son: directa y por encargo, mientras que hoy en día se realiza mayoritariamente a través de tiendas y ferias.
VIDEO
BIBLIOGRAFÍA
ara la elaboración de esta sección se extrajo la información de las siguientes publicaciones:
BALLESTER MORÓN , Beatriz (2005): «Hilando pasado y presente… tejiendo futuro.» en EL PAJAR. Cuaderno de Etnografía Canaria. Asociación Cultural «Día de las Tradiciones Canarias». Pinolere. II Época, nº 20, Agosto, Anual, La Orotava, Tenerife.
NUÑEZ PESTANO, J.R., HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, C.L., GARCÍA MARTÍN, J.A. (1984): Las manufacturas textiles en Tenerife: algunas consideraciones acerca de la decadencia de la industria popular y la crisis del Antiguo Régimen. Universidad de La Laguna.
RODRÍGUEZ PÉREZ-GALDÓS, C.(1992): La involución de los oficios artesanos grancanarios ante los cambios socioeconómicos y ecológicos. Tesis inédita. Departamento de Prehistoria, Antropología y Paleoambiente. Universidad de La Laguna. Tenerife.