Es una vestimenta que cubre el cuerpo y que inicialmente se caracterizaba por ser amplia y recta por delante y acabar a la altura de las rodillas, con tres faldones. Además llevaba botones de arriba a bajo, las mangas eran amplias y tenía puños.

Pasada la mitad del siglo XVIII, esta prenda se ciñe por arriba, y además tendrá el cuello derecho y fuerte para que no se doble. Se abotonará desde el cuello hasta la cintura.

Su uso será generalizado en toda la Isla, y durará hasta principios del siglo XIX.

Era una pieza que por su coste y el poco desgaste al que se sometía, va a ser la prenda de domingo de los menos pudientes, y de diario de los más acomodados, además se heredaba de una generación a otra.

El color de las casacas es variado, casi tanto como los adornos de la tela en su diseño, del cual hay diferentes tipos. Aún así hay un predominio de las negras, azules y encarnadas.