Es una pieza de abrigo y adorno que cubría la pierna desde la rodilla al tobillo, además tenía una prolongación que cubría parte del talón del zapato y del empeine. Normalmente se ajustaba por debajo de la rodilla con un cordón de lana.

Su uso es prioritariamente masculino, pero en días fríos las mujeres no desdeñaban el utilizarlo.

Era corriente ver a los campesinos, labradores y pastores tejiendo sus polainas con las agujas de madera y la madeja de hilo.

Para su elaboración se usa un tipo de punto sencillo, variando en el adorno de la unión. El color más usual es el crudo de lana, pero también se usaban el matizado (mezcla de lana blanca y negra), en negro, en azul oscuro y el gris azulado de pura lana tintada.

Hay diferentes tipos de polainas: se le llamaba «polaina rabona, mancada o partida» cuando no cubría el empeine. También había polainas de cuero, que eran menos corrientes y que se hacían adaptando el material a la forma de la pierna. Esta se abrochaba con pequeños enganches, o con botones, o bien con un trenzado.

De cuero hay otro modelo que se llama «polaina cubana», que era poco corriente y que solo se usaba para faenas de trabajo, se sujetaba a la pierna con hebillas metálicas.

La calceta, es una prenda muy parecida a la polaina, sólo que esta es como una media sin puntera ni talón, se confecciona con lino y cubre desde la rodillas hasta los tobillos.

Fieltro de lana azul, negro, marrón
Franela roja, amarilla (ropa de marinero)
Fotógrafo: Anónimo, finales del siglo XIX