Toda la información contenida en este apartado, ha sido elaborada por D. Manolo Betancor Llarena, con motivo de la exposición 100 Años de Moda, Modos y Evolución del Vestido.1860-1960. El texto se refiere a la moda burguesa de la época y no a la vestimenta tradicional. A pesar de ello hemos considerado interesante incluirlo para que sirva de contrapunto, mostrando como era la moda de las clases acomodadas urbanas en distintos momentos de la historia, cuando las clases populares vestían con su propio estilo, en parte diferente y en parte semejante, pues es indudable que la Alta Costura, propagándose hacia abajo por todos los niveles de la pirámide social, es, en buena medida, responsable de la evolución que experimenta la vestimenta popular.

INTRODUCCIÓN

Podríamos considerar la moda como un placer frívolo que reafirma la vanidad y divide las clases sociales de acuerdo a la vestimenta.

Pero la moda es mucho más que eso. Al igual que otras costumbres, la moda habla de la sociedad y su idiosincrasia, nos muestra los elementos que son importantes en una cultura y de qué manera su gente vive y se desenvuelve en un contexto histórico, social, laboral y geográfico determinado, a su vez que todo esto influye en cada una de las piezas que conforman la vestimenta.

A finales del Siglo XIX era impensable que las mujeres llegasen a liberarse del corsé, o que un día se pusieran faldas que dejasen ver sus piernas. Antiguamente, los patrones que regían la moda eran estéticos, despreocupando factores considerados secundarios, como la comodidad e incluso el bienestar físico.

Con los cambios tan grandes ocurridos durante el siglo XX en las formas del vestir y en la tecnología, es fácil imaginar que en un futuro próximo surgirán nuevas e innovadoras prendas auspiciadas por la tendencia al confort, la comodidad y la llegada de avanzadas fibras textiles.

EL CORSÉ Y EL GUARDAINFANTES (SIGLO XVIII)

A lo largo de todo el Siglo XVIII, la silueta de la mujer fue moldeada por prendas de ropa interior, como el corsé de cintura hacia arriba y el guardainfantes de cintura hacia abajo. La denominada época rococó, destaca en el vestir por una gran profusión de adornos y por dejar paso a un lucimiento del escote femenino. El corsé ya no comprime todo el torso, sino que se utiliza para levantar y realzar el pecho, que asoma por el escote, entre un delicado remate de encajes.

A principios de este siglo la forma del guardainfantes era acampanada, pero a medida que las faldas se fueron ensanchando (segunda mitad del Siglo XVIII), por razones prácticas éste se dividió en dos mitades, a derecha e izquierda de la falda, lo que hacía más manejable el vestido. Aunque el enorme y poco práctico guardainfantes resultante era muchas veces objeto de caricatura, en las cortes europeas se convirtió en un elemento obligatorio de la indumentaria.

En la segunda mitad del Siglo XVIII, surgió, en Francia, una compañía de mujeres modistas llamada “Les Maitreses Couturières”, dedicada a la confección de prendas femeninas, aunque las prendas más complejas eran fabricadas por gremios de sastres establecidos desde la Edad Media, que también fabricaban los corsés femeninos, ya que se precisaban unas manos muy fuertes para coser las varillas al rígido material del corsé.