
La descripción de los modelos de zapatos se reducen a: los que utilizaban las clases pudientes y los que utilizaban las clases más populares y los de las mujeres de sociedad para los días de fiesta, que solían usar escarpines bordados de seda con hilo de ese mismo material o con hilo de oro o plata.
El zapato femenino solía ser un zapato plano, de influencia francesa, aunque luego empezaron a llegar los zapatos de tacón, y estos también serían bordados. Se les añadía unas hebillas de oro o plata, ya que era una pieza indispensable dentro de la dote de las muchachas casaderas.
Los zapatos de los hombres se fabricaban con cuero virado o piel vuelta, en diferentes modelos: de caña baja o alta. Los de tipo popular o de faena difieren un tanto de los de la clase acomodada, y los que usaban en los días de fiesta, que se embellecían con hebillas de plata, que frecuentemente se encontraban en las dotes masculinas.
La rentabilidad del calzado en Canarias fue fomentada por la Real Sociedad Económica.
Los zapateros de Gran Canaria abastecían el mercado, aunque los modelos de las clases populares no tenían un diseño espectacular, su comodidad si que era reconfortante.
A la entrada y salida de las ciudades, generalmente al lado de las portadas había poyos, donde tras descansar, los hombres y las mujeres se calzaban para entrar, después de haberse lavado los pies en una acequia o pila cercana, pues los caminos se hacían descalzos.
El uso de las alpargatas fue bastante tardío.






